EL CENTRO

Ya que el centro de Vitoria es el lugar de referencia para muchos ciudadanos y visitantes, conviene darle algo de cariño; y no digo convertirlo en un escaparate sino lograr un entorno limpio y funcional

Un ciudadano observa la Virgen Blanca llena de papeles./Igor Aizpuru
Un ciudadano observa la Virgen Blanca llena de papeles. / IGOR AIZPURU
Ramón Loza Lengaran
RAMÓN LOZA LENGARAN
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Cualquiera es capaz de reconocer el perfil urbano de Vitoria-Gasteiz. Tiene un centro muy histórico, la Victoria primitiva, y otro menos, los Ensanches del XVIII y XIX. Tiene unos barrios adheridos a estos centros y otros que no tienen nada que ver con ellos. El uso que los ciudadanos hacen de cada uno de estos sectores es variado.

Los barrios nuevos tienen la función, básicamente, de servir de dormitorio a sus habitantes. Están muy bien dotados de servicios públicos: centros escolares, sanitarios, comerciales, más jardines, columpios, etc. pero en ellos, hay una excepción con Lakuabizkarra, durante el día hay muy poca vida. Apenas si hay comercio minorista, la hostelería está espaciada y faltan una gran cantidad de servicios privados complementarios de los que hacen ciudad.

Los barrios adheridos, pongo el ejemplo de Coronación o Desamparados, aunque también podría matizar con Adurza y otros menoresson otra cosa. A punto de ser históricos también, porque el tiempo pasa para todo y para todos, se caracterizan por su gran vitalidad humanaSus calles están ocupadas todo el día porque sus lonjas lo están también. Hay en ellas tiendas y negocios de todo tipo, por lo que sus habitantes no tienen que desplazarse, si no lo desean, a otras zonas de la ciudad para vivir plenamente en ellos. La gente del barrio se conoce, se cruza, interactúa con la oferta de pequeños servicios que se le ofrecen…

Los centros históricos deben ser matizados a su vez. La antigua Victoria, después de haber sido el mejor ejemplo de lo que debe ser una ciudad, dejó de serlo para casi desahabitarse/degradarse. En la actualidad vive momentos de incertidumbre. Algunas calles se han recuperado como ciudad vital, otras no.

Una joya

Lo mismo que ocurre en muchas otras ciudades similares en las que los ensanches son, por así decirlo, la joya de la corona. El centro-centro. Todo el mundo habla así cuando dice que va al, o vive en el… Durante años Vitoria fue, sobre todo, los ensanches, dejando incluso a un lado la decadencia de la ciudad original. Todo ocurría en el centro, los mejores negocios, los de mayor abolengo y tradición estaban en él. Todo el que podía vivía ahí. En el centro estaban los teatros/cines, restaurantes/cafeterías, bailes, salones, sociedades culturales, recreativas, los negocios, las tiendas…

Como todo centro, el centro soportaba el serlo. Quiero decir, para su habitantes no siempre resultaba cómodo, pues todo lo que ocurría en la ciudad ocurría allí. El centro estaba permanentemente ocupado por sus moradores más todo el que, por la razón que fuera, iba, aunque fuera a pasear por la calle Dato.

Esto más o menos no ha cambiado. Hubo un periodo en que, en parte por estas razones, también porque las casas se habían quedado obsoletas, el centro se desertizó mucho. Primero fue la sangría de habitantes y después, poco a poco, la de los negocios. Pero, a pesar de ello, el centro no dejó de serlo nunca y, ahora, cada día se advierte un claro proceso de recuperación en él.

Revitalizado

No digo que viva más o menos gente ni que haya más o menos negocios, digo que su uso externo se ha recuperado. Con las peatonalizaciones y la mejora de algunos de sus elementos básicos, la plaza de la Virgen Blanca, por ejemplo, el centro vuelve a ser el centro de reunión, pasajera eso sí, en flujos de todo tipo de vitorianos y los cada vez más abundantes ciudadanos de visita, empeñados en recorrerlo en busca de conocer el corazón de la ciudad.

Todos los habitantes de Vitoria tienen los mismos derechos y por tanto, los lugares donde viven deben tener el mismo nivel de dotación y cuidado, pero si aceptamos que la gran mayoría de ellos acaba usando el centro habrá que convenir que esta zona debe ser considerada como cualquier otro barrio, más un punto, o dos, o tres de añadido.

Y no estoy hablando de que nos debamos dejar la ‘tela’ en convertirlo en un escaparate, hablo de que debe de ser mantenido con especial cuidado. Todo en él, todo lo que le afecta debe ser mimado para que su aspecto sea el mejor. Empezando por el suelo y terminando por su iluminación. Empezando por la recogida de basuras y terminando por que si una señal de circulación resulta dañada que no esté ni un día así. Cosas así.

Lo que no puede ser es que, siendo el lugar que utilizan todos los ciudadanos/as de Vitoria más los de fuera dé la impresión de que, en determinados aspectos, esté peor presentado que cualquier otro de ella.

Detalles de abandono

Insisto. No estoy pidiendo teatralizarlo a lo Potenkim, digo algo muy sencillo. Por mi experiencia, que es la de muchos, sabemos que el aspecto y funcionalidad de un lugar de uso público tienen más que ver con su mantenimiento que con sus características. Hasta el edificio más sencillo, limpio y mantenido, resulta más agradable que otro de lujo al que cuando le falla algo o algo se ensucia, ahí se queda. Nadie tira papeles en un espacio limpio. Si en un lugar tienen algo roto es mucho más fácil que alguien lo rompa más. El orden, la limpieza, la corrección inmediata de los desperfectos evita otros nuevos.

El centro de Vitoria está bien, no lo niego, pero hay detalles de abandono, de dejadez que, yo no sé a quién habrá que atribuírselos, no creo que tanto a la clase política, pero que llaman poderosamente la atención en negativo. A mí, supongo, y a todo el que, de dentro o de fuera, tenga un poco de ojo, no digo ni siquiera crítico, observador nada más.

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